Nos despertamos a la hora que ha sonado el despertador, quizá algunos, unos minutos después. Hacemos nuestras actividades de limpieza rutinarias, luego desayunamos, quizá algunos no, y lo harán recién en el trabajo. Ya en el trabajo nos abocamos a nuestros pendientes ─que en algunos casos son muchos─, y así se nos va la semana.
Cuántas veces al día generamos ideas, y cuántas de estas son nuevas. Y si las generamos ─o pasaron esporádicamente─ por nuestra mente, ¿nos detuvimos y las anotamos [sea en cualquiera de los medios existentes ahora]?
Una de las frases que seguramente más se han utilizado, pero que por esa misma razón no deja de tener gran utilidad, es la de Albert Einstein: «Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo» (y todas las variantes de dicha frase), sin embargo en la rutina descrita en las líneas iniciales, nos perdemos, nos gana el tiempo, y caemos en esa rutina de volver a hacer lo mismo.
Sirva la imagen del presente artículo como un llamado de reflexión y comencemos a tener el hábito de anotar nuestras ideas, de generar nuevas, pero más importante aún, de desarrollarlas, verificarlas, testear, y finalmente implantarlas.
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